Multiplicación por esquejes, hijuelos y división de Cactus

Por su simpleza, trataremos el método del esqueje, que es el que puede realizarse con relativa facilidad inlcluso en nuestra casa. Además, en caso de putrefacción de las raíces y/o del tallo, éste es el único sistema para tratar de salvar la planta. Por esto, resulta de suma utilidad cuando se quiere dar mayor vitalidad a una planta que ha perdido las hojas de la base.

La técnica consiste en hacer que eche raíces un fragmento, llamado esqueje, separado de la planta original o planta madre. Toda nueva planta obtenida por este modo tendrá los mismos caracteres botánicos que la planta de origen.

Se procede como sigue: con un cuchillo bien afilado y muy limpio se corta netamente la parte o fragmento que se desea multiplicar. Seguidamente se coloca el esqueje a la sombra en un ambiente seco, hasta que el característico látex que emite esté prácticamente solidificado y forme una especie de delgada película sobre la herida.
Conviene espolvorear o pintar la herida con un fungicida o utilizando canela en polvo de la que tenemos en casa. Es deseable además dejar que la herida cicatrice durante al menos 10 días, dejando el esqueje en un sitio bien seco y en posición vertical.

No se debe plantar el esqueje hasta que se haya producido esta cicatrización, aun en el caso de que la parte superior comience a estar ya ligeramente marchita. En caso contrario, sus tejidos, puestos demasiado pronto en contacto con el suelo, sin protección alguna, se pudrirán rápidamente.
Por lo tanto, esperar de una a dos semanas. Entonces se planta el esqueje en arena manteniéndola ligeramente húmeda hasta el momento de aparecer las raíces, poniendo cuidado en no hundirlo demasiado en el suelo al plantarlo.



Cuando las raíces tengan 1cm de longitud por lo menos, se puede trasplantar el esqueje a una maceta no muy grande.

Durante los primeros días, se cuidará de mantener la tierra poco húmeda al objeto de favorecer el desarrollo de las raíces. Sólo al cabo de una o dos semanas se podrá regar con más abundancia.

Al sacar el esqueje de la arena hay que poner mucho cuidado en no herir las nuevas raíces (muy frágiles) pues ello provocaría la putrefacción del esqueje mismo.

Para evitar este inconveniente, que comprometería todas las anteriores precauciones, se puede hacer que el esqueje eche raíces sin necesidad de enterrarlo, suspendiéndolo en su posición natural, es decir, vertical. En cambio, si la sección del esqueje es ancha, se puede colocar en el borde de una maceta pequeña, vacía, y perfectamente limpia, de manera que no toque el fondo.
De este modo, no estando enterrado el esqueje, se puede controlar con más facilidad la aparición y desarrollo de raíces, evitando el inconveniente antes expuesto.

Resumiendo: se corta una hoja de la planta que se desea multiplicar. Se procede como se indico anteriormente, dejando primero que cicatrice, para plantarla luego en arena ligeramente húmeda, sin enterrarla demasiado. Al cabo de unas semanas se notarán las primeras raíces, y luego la aparición de una brotación que se desarrollará hasta convertirse en una nueva planta.

Otro método bastante curioso de reproducción lo proporcionan algunas plantas como por ejemplo el aloe, la gasteria y la stapelia. Ocurre que alrededor de las plantas se desarrollan gradualmente renuevos que emiten raíces incluso antes de ser separados de la planta madre. Basta entonces con quitarlos, cortándolos cuidadosamente, y dejarlos secar unos días, para plantarlos luego en el acostumbrado compuesto de tierra.



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